Elogio de lo invisible o cómo hacer que te sigas cagando en la gente

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Hoy nos paseamos –necios, carajo- por El Comercio (web). Nos gusta meternos al fango, porque somos chanchos y nos vacila afirmar que los medios de comunicación –aquí como en cualquier parte-, siempre presentarán una interpretación de la realidad: lleve casero y exprese todas sus miserias.

Fue algo que mencionamos hace poco en una conferencia en la PUCP*, en la que estudiantes de Antropología expresaron sus dilemas entre ir a hacer etnografías a Cajamarca o hacerse redactores de El Panfleto.

Entre otras cosas afirmamos que no somos Víctor Jara ni Hugo Blanco, ni queremos serlo. Somos estrictamente también un medio de comunicación, o así nos consideramos. Es decir, proponemos una interpretación de la realidad, que es lo que hacen todos los otros medios de comunicación. Cada cual propone la suya. Pero a veces tomamos por sentadas y “normales” algunas interpretaciones que en lugar de informar para generar desarrollo, van en perjuicio de la propia sociedad, de nosotros mismos como país. Se trata de una mala administración de la información y de una información tamizada por los ojos de quien la muestra.

Por estas razones, una de las vacas sagradas más viles en este país es “El Cuarto Poder”. No hay nada más terrible y más impune que aquello que lleva el adjetivo de “normal”. Lo normal, según Willy Nugent, es lo invisible, aquello que por su cotidianidad y calidad de “paisaje” no es criticado ni criticable. Como lo eran hace algún tiempo los catálogos de Saga Falabella o toda la Revista Cosas, o la división de las playas en Ancón, incluso.

Una interpretación equivocada promueve además reacciones “equivocadas”, busca generar un exacerbo en sujetos predispuestos a una serie de taras y prejuicios que se hacen evidentes cuando su impunidad es avalada por el paskín en circulación más grande (por número de páginas) y más antiguo del Perú. Aquí, para muestra un botón de lo que genera una noticia mal planteada o, mejor dicho, una interpretación malintencionada.

El grupo de shipibos migrantes de Cantagallo, tras la cancelación de proyecto Río Verde, -que implicaba su reubicación de la ribera del río Rímac, a un mejor lugar-, ha sido foco de atención, sobre el cual se han desplegado los más mordaces y rochosos formatos con los que el periodismo nacional trata a más de la mitad de este país: como pobres de mierda que necesitan de la conmiseración de una cámara para que alguien los conozca y los respete o se burle de ellos.

Con ustedes una muestra de lo que el poder de una prejuciosa y perniciosa interpretación de la realidad propicia a través de la noticia, la foto y los formatos: los más vomitivos e ilustrativos comentarios de lo que realmente somos.

2 Cantagallo b

3 Cantagallo c

* Editorial en base a la exposición que PITHECANTHROPUS hizo en la Semana Introductoria de Antropología en la PUCP.

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