Muchos misterios emanan de la web peruana y uno de ellos es por qué El Panfleto nació en el estacionamiento más viejo del Pedú – o sea la Universidad Nacional Mayor de San Marcos – y no en la más grande cafetería del Pedú – o sea la PUCP. Una respuesta meritoria, pero no concluyente es que ideas más o menos originales nacen de la necesidad y no de la opulencia rimbombante. Nadie nos iba a donar una plataforma donde podamos comunicarnos y exponernos tal como somos. Nosotros jamás estuvimos condicionados para ser elegidos o chosen ones para liderar la ONG de papi o mami, o ser el próximo gerente de la constructora de la familia. Nuestras redes sociales y laborales siempre fueron escasas y nuestros viejos no pertenecen al establishment de opinólogos. Y, ante ello, la necesidad genera respuestas aleatoriamente ricolinas y marrones como nosotros. La opulencia y la excesiva luminosidad del pensamiento único y dialogante consigo mismo solo generan cáncer o hemofilia o chicharrones estériles. Nosotros somos hijos de la bombarda, de la oscuridad y de la bulla chillona y clásica. Condensamos todo y elegimos este camino hacia el ostracismo en la web peruana donde nos recreamos a nosotros mismos y no necesitamos de un experto para validarnos. Por eso nació en San Marcos: porque somos hijos de la necesidad y de la oportunidad. Esta es nuestra voz. ¡Toda Universitaria!
1. Doorpeople is dead: Jamás hubiera nacido el término clasificatorio doorpeople porque todos seríamos ciudadanos plurales y diversos que se reconocen como ciudadanos plurales y diversos en armonía dialogando consigo mismos en el marco de la pluralidad. El doorpeople sería un enemigo a combatir porque sería un opuesto total a un país que se reconoce como plural. No existiríamos.
2. Seríamos blancos, egresados de Derecho y militantes de UNES.
3. Tendríamos una columna en LR. Seríamos colegas de Carla García. Si ella es experta en Twitter, nosotros seríamos expertos en Instagram. Daríamos consejos para mejorar los filtros en la política peruana. Nuestra opinión sería demasiado valorada porque… porque… porque… tenemos una columna en LR y pertenecemos a la misma red que se autoadula. Solo eso. Ese sería nuestra carta para opinar sobre todo y sobre todos.
4. El Panfleto Perú sería el proyecto de un grupo de cuatro alumnos de Comunicación para el Desarrollo. El título del trabajo grupal sería “Cómo generar espacios de debate político entre los jóvenes a través del humor”. Básicamente terminaría ahí. Irrealizable, buenos deseos y adiós. Sacaríamos 15 y pasaríamos el ciclo. ¡Yei!
5. No habría consejos del tío Vladi porque Vladimiro Montesinos es un delincuente y nosotros somos la juventud consciente y combativa que defiende la democracia nacional en contra de todos aquellos que osen atacarla. Una pena.
6. La Yahaida y el Steven serían considerados expresamente racismo. Al inicio de esta aventura, algunos intelectuales interbarriales (blancos y miraflorinos) nos acusaron de ser racistas e inclusive pensaban denunciarnos. “¿Qué es eso de marrones? ¡HORROR!” Ambos personajes jamás hubieran nacido porque somos demasiado políticamente correctos como para ponernos a pensar sobre las aventuras periurbano marginales de dos sujetos salvajes y marrones, mejor opino sobre cómo le fue a mi perro en el veterinario.
7. Estaríamos redactando reseñas sobre directores de cine de culto. Tendríamos secciones destinadas a debatir quién fue más trascendental: Kubrick o Coppola. Nada que ver para gente nada que ver. Hablaríamos en nuestros propios códigos hasta desaparecer porque nadie nos leería. “Es que queremos culturizar a la gente, pero esta no se deja”
8. Los recuentos musicales jamás se hubieran fijado en cumbia, salsa o techno. Serían listas sobre indie, folk o trova. “10 hits del indie folk para ir a Matadero” o “20 trovas cubanas para ser más plurales y diversos”. Así se titularían los recuentos musicales. Aburrido. No lo bailaría ni Marcial.
9. Seríamos una versión alternativa de lamula. Alternativamente todos seríamos alternativos hasta que nadie más sea alternativo.
10. Chancho Arnulfo sería el presidente de la FEPUC: lucharía todos los días para evitar la inflación de la boleta. Su lema de campaña sería “No más alza de boletas”. Saldría todos los días en los noticieros matutinos como adalid de la democracia. ¿Sus méritos? Se presidente de la FEPUC. Mientras el resto de universidades públicas se incendian por dentro, Chancho Arnulfo hablaría a las 7:00am en Buenos Días Perú sobre cómo se volvió un luchador y performer social.
11. La cuota marrón: Seríamos socialmente responsables al integrar a un miembro marrón o negro en nuestro equipo de redactores. Lo tendríamos en modo multitaskin: desde programar las notas hasta comprarnos el pan ciabatta. “Es que hay gente que tiene las condiciones innatas para ser solo un chupe”. Dejaríamos que crea que es ‘líder de opinión’, pero en realidad lo incluimos en la redacción para aliviar nuestra conciencia. Es nuestra obra social.
12. Nuestras flacas serían egresadas de Arte, barranquinas, hijas de algún prominente científico social o humanista. Ellas se dedicarían al performance y vivir de las rentas de sus viejos hasta que ellas consigan alinear sus chakras e irse a hacer una maestría con todos los gastos pagados. Nuestras ricas Xiomaras serían marcianas o las hijas de la empleada.
Menos mal que salimos de San Marcos, menos mal. Y tú Maycol, ¿qué más crees que hubiera pasado si EP egresaba de las aulas PUCP?