(Agencias Poseras) Un activista anarcoposvegano miraflorino, conocido porque nadie le conoce un centro de trabajo, expresó este fin de semana su indignación por el cierre de la feria de libros denominada “Boulevard de la Cultura de Quilca”, lugar próximo a las veredas donde éste libaba Gato negro todas las noches, a pesar de que jamás compró un solo libro en el lugar.
Consultado por su protesta, este refirió que “osea, alucina, puta, manyas, nada, huevón, a mi siempre me parecía locazo que vendan libros a una cuadra de Ciro. Yo, por ejemplo, una vez leí el prólogo de Desborde popular en mi primer ciclo de Filosofía en la Ruiz, pero como eso me quitaba tiempo para pintar mis mandalas, abandoné el asunto y me plegué a la agenda de lucha de mis cumpas del bloque anarko con quienes rapeo en quechua por los proletarios“, sostuvo el activista con el puño en alto mientras ensuciaba la calle que luego una proletaria a la que él cantaba tendría que limpiar.
EL miraflorino, que no quiso identificarse porque no quería que la CIA maneje sus datos personales, sostuvo que ya han creado un frente que defienda a los libreros, denominada el “Frente Único de Activistas Que Nunca Han Leído Un Libro de Quilca”, el que ha anunciado una performance para demostrar su diconformidad con la medida llevada adelante por el Arzobispado de Lima. “Todos nos sentaremos hoy sábado en la noche en la vereda de Quilka, y en vez de chupar mierda vamos a leer un libro, mucho de los camaradas anarkistas y poetas ya están alfabetizándose para dar la talla en este manifiesto. ¡No al cierre de la feria de libros donde jamás compré porque el Wislan era más barato que un Anagrama!“, concluyó el blanco y bienintencionado ciudadano.