Querido Tío Vladi, he entrado en una contradicción hasta epistemológica por mi consciencia de clase. Soy un activista de la Marcha contra la TV Basura, vocero y coordinador de 69 zonas de Lima, además de que en mi Facebook (suscríbete) predije que Humala se bajaría la ley, lo que me hizo el nuevo gran dirigente de las juventudes. Todos me aclaman, mi rostro ha salido en RBC -¿se da cuenta?, ¡tengo solo 21 años y ya salí en un gran canal nacional!-, además de que me han entrevistado en La Mula y un tweet mío ha aparecido en el cintillo de noticias de RPP TV. Es decir, soy un exitoso joven (suscríbete a mi Facebook), pero ya no soporto más reprimir mis instintos. No puedo estar en una reunión de coordinación contra la TV basura sin querer decir “Juana, pasa el fierro” cuando alguien dice algo incorrecto o “Te vendo un pato” y esperar que otro me pregunte “¿pica o no pica?” cuando estamos aburridos luego de tantas horas de místicas asambleas. Sí, Tío Vladi, me sé todos los capítulos de los Cómicos Ambulantes (aunque también, en comerciales, ponía los Ambulantes de la Risa del 5, que eran chéveres, aunque Carpincho y la Cachucha me ponían más). Sé quiénes son Yofre, Care Chancho, Pimpollo, Frejolito, Kevin, Peter, Waferita, Cholo Juancho y Fred. También sé que los transmitían a las 10 de la noche y que la intro del programa era una canción de Rossy War. Y me pasa que cuando en los debates despotrico de la televisión basura me da vergüenza reconocer que mi máximo anhelo era ver salir a Pompinchú con su media llena de talco a pegarle a todos, o que Cachucha se peleara de nuevo con Vivi por el amor de Jhonny, quien en realidad se llamaba Carpincho.
Qué hago Doc, en unas horas debo exponer ante un prestigioso canal de televisión UHF y en Radio Ovación el por qué este tipo de programas dañan al televidente, y me remuerde la consciencia saber que yo he visto más televisión basura que todas las nuevas generaciones juntas.
