(Agencias Osterling) Una peligrosa banda de raqueteros y sicarios liderada por apristas trujillanos, cometió el peor error de sus vidas: disfrazarse de vendedores ambulantes, en lugar de usar el típico look del sicariato con el que extorsionan a diario. El disfraz, que se usó a pedido de un cliente de la zona financiera del distrito, llamó la atención de los agentes de Seguridad Ciudadana, pues aunque la jurisdicción está llena de dealers de heroína, cafichos, narcotraficantes y banqueros de otros países prófugos, no es común ver a vendedores de sánguche de pollo, quienes han sido clasificados como código rojo por su alta marginalidad en el municipio.
Los sangrientos y temibles marcas, quienes intentaban asaltar un banco en Las Begonias, fueron apresados y molidos a golpes por el serenazgo del distrito al ser confundidos con lo que los especialistas en seguridad denominan “los sangucheros”, una temible banda especializada en hacer parecer que las zonas de clase media de una ciudad del tercer mundo como Lima son, efectivamente, del tercer mundo.
La banda, que se camufló entre la gente y se hacía pasar por apacibles ancianas que venden sanguchitos y caramelos, fueron confundidos como tales por el Serenazgo de San Isidro, los que se acercaron y los molieron a golpes, de tal forma que fueron apresados en pocos instantes.
“Al principio pensamos que eran los ambulantes de siempre. Por eso utilizamos toda la fuerza disponible para reducirlos. Después de partirles la cara nos dimos con la sorpresa que eran marcas y que tenían armas y dinero escondido. Si hubiéramos sabido desde el principio los dejábamos pasar. Es que nos desconcentra de la verdadera lucha contra la inseguridad ciudadana: los informales de la calle. Pero, bueno, no se puede ganar todos los días”, dijo Brutencio Primitivo mientras le pegaba a un mendigo y dejaba que una persona le robarán la cartera metros más allá.