(Madrid, Agencias Sildenafilo de 100). Esta mañana, el laureado escritor y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, anunció que abandonará España en las próximas horas tras enterarse de la reacción generada por su posición en torno a la independencia de Cataluña. Hace sólo unos pocos días, Vargas Llosa había definido el referéndum catalán como un “golpe de Estado”.
“Esos catalanes son unos cacasenos fujimoristas –afirmó nuestro Nobel- que no saben apreciar las bondades de la democracia. Me apena mucho saber que esta gente inculta e incivilizada tampoco sabe apreciar los valores civilizatorios que defendemos. Esto con Aznar no pasaba”.
Tras liderar una marcha que recorrió el centro de Barcelona (algo que probablemente jamás haría en el centro de Lima) y dar un discurso a favor de la unidad y la democracia española (algo que probablemente jamás haría a favor de la democracia peruana); Vargas Llosa notó que las reacciones de millones de españoles se parecían a las de millones de peruanos que en 1990 decidieron no votar por él: Una mezcla de asombro, curiosidad e indiferencia. Mientras que de un lado, los ultranacionalistas catalanes hacían notar que Vargas Llosa no sabía qué hacer con su vida por aún no poder superar su derrota electoral contra Fujimori (esto demostraría que además de separatistas, son fujimoristas), los ultranacionalistas españoles se preguntaban qué rayos hacía un sudaca defendiendo su democracia en lugar de limpiarles el baño, recordando que su generalísimo Franco jamás habría permitido algo así (esto demostraría que a los fachos españoles sólo les gustan otros fachos en tanto estos sean también españoles).
Tras esto, Vargas Llosa afirmó que viajará a Filipinas con su pareja, Isabel Preysler, a donde aplicará para obtener la nacionalidad filipina.
“Me voy a Filipinas, pueblo del Asia y nueva economía emergente con ansias de democracia y libertad. Además ahí está Duterte que es un grandísimo hijo de puta; si ahí tampoco me liga ya mejor me meto un tiro como Arguedas, pues” –concluyó entre lágrimas, mientras se dirigía al Palacio de la Moncloa para recibir una condecoración por parte del Partido Popular antes de irse, el cual agradecía “su tierno esfuerzo en pro de la unidad del país”, según rezaba el comunicado oficial recién emitido.