El terrorismo comunista aún no abandona a la Decana de América. Esta noche un joven denunció, mediante las redes sociales, que hace unos días llevó a su perro, Pastor alemán, a la Clinica Veterinaria de San Marcos, ubicada en el distrito de San Luis, para un chequeo de rutina, pero le devolvieron un Pastor con aires soviéticos.
“Desde esa atención, el perro no permite que le haga corte de uñas o ser sometido a un baño en tanto yo no haya convocado a un Sóviet con todos los canes del barrio. Ha empezado, incluso, a cuestionar si yo soy su propietario, y bajo qué concepto yo me siento dueño de su vida… se ha vuelto un terrorista”, explicó a nuestro medio el joven, visiblemente afectado pues, además, todo lo que ha recibido de las autoridades ha sido silencio. Él estaría evaluando denunciar al claustro peruano, pues los daños, afirma, son irreversibles. Pero esta no fue la única denuncia. Minutos más tarde de la primera comunicación, supimos de otros dos dueños afectados. El primero sostuvo que llevó a su gato Persa hace un mes a aquella institución para un desparasitamiento, y que al regreso obtuvo un pekinés, “ahora dice Mao, es lo único que gesticula todo el día”.
El otro caso llegó desde Rímac, distrito en el que vive un joven que asegura haber acudido a los especialistas sanmarquinos para que salven de una emergencia a su gato de Angora. Afirma que el felino fue rescatado, pero le causa sorpresa darse cuenta que hoy su querido minino solo quiera dormir acurrucado en libros de la Editorial Progreso de Moscú, abandonando su cómoda caja de arena so pretexto de que esta estaría contaminada de alimentos procesados por grandes transnacionales capitalistas.
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