Émile Sanch D’Poyo: “Toda sociedad es una luxación”

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Por: François Müller Miró-Llosa Althaus de la Jaus

Antropólogo, pionero en estudios sub-post-pre-anti-contra-bi en comunidades nativas del Tercer Mundo. En esta entrevista nos detalla sobre su angustiosa y prolífica producción intelectual, además de relatarnos parte de su vida.

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En las paredes de la sala cuelgan finas máscaras que traen a mi cabeza a las tribus salvajes del África, Asia y Ate Vitarte; en esta casa ubicada en el distrito de La Molina en la capital de un país tercermundista conocida como Lima descansa generosamente Émile Sanch D’Poyo. Émile, fue la esperanza de la antropología francesa después de la muerte infortunada de su maestro: el etnólogo vietnamita, camboyano, chino Phan Khong Po Cho. “Aun lo recuerdo fumando opio mientras escribía sus memorias”, dice Émile mientras lágrimas simbólicas brotan densamente de sus ojos sistémicos.

Nacido hace 69 años en una pequeña hacienda ubicada en Piura, aún recuerda como sus padres llegaron a este país tercermundista. “Llegaron porque tenían que llegar”, nos dice y francamente no le entendemos. Tal vez no porque elabora conceptos muy elevados para nuestra mente subdesarrollada y tercermundista. Llegaron a Piura porque sus padres eran discípulos de Bronislaw Malinowski y fueron enviados a etnografiar la violación sistemática de burros, lo cual generó el sistema parentesco piurano. “El sistema de parentesco piurano es único en el mundo. Ves aquí como un burro puede ser categorizado como padre, madre, hermano, hermana, tío y tía. Este sistema de parentesco va más allá de todo entendimiento humano. Es por eso que le tengo cariño y respeto a este pueblo”.

Sin pensarlo y embebido en mis propios pensamientos, le lanzó la primera pregunta:

Émile, ¿has probado pisco sour?, ¿te gusta la comida peruana?

78a090Su pregunta da una buena idea de la comida peruana como teoría explicativa. Pero también hay otro aspecto de la gastronomía como filosofía de la liberación, que creo da razón de la inmensa importancia de la teoría y agitación que la misma ha generado en la última década. Se puede comenzar una explicación de esto a partir del mismo punto; y éste es que los peruanos son lo que son debido a la forma como producen los medios para cocinar y sazonar las carnes. Esto coadyuva a vivir como una sociedad; no individualmente. Las carnes son sazonadas como un colectivo y esa es la razón de la comida peruana.

¿Puede darnos un ejemplo de su argumento?

¿Usted sazona su carne solo?

Bueno, sí.

En verdad yo creo que no. Usted la sazona porque tiene que sazonarla solo, pero usted está relacionado con los sujetos que producen la carne. La producción de la carne no es un acto solitario, es todo lo contrario: es colectivo. Las vacas no pacen tranquilas en los campos, ellas son sujetos construidos por los comensales de los restaurantes. Las vacas son parte constitutiva de las mesas de los hogares peruanos de élite. Es decir, la vida de las vacas está orientada a fomentar la lucha de clases. Ese es un aspecto inexplorado de la teoría neomarxista. Puedo explicártelo mejor, pero ya escribí un libro sobre eso.

¿Cuál es, maestro?

La carne de las vacas: Estudio postibinario del sazonador.

Los cholos, su inspiración.
Los cholos, su inspiración.

Émile, pasando a otro tema, ¿cómo usted concibe los nuevos estudios sobre la vida desgraciada de sujetos marginales, o sea los estudios cholos?

Me parece fascinante, François. ¿No te acuerdas de nuestra charla en Popeye’s en Miami? Los cholos deben seguir siendo la fuente para más investigaciones que nos faciliten la comprensión de la sociedad peruana. Ellos son la puerta de entrada a una sociedad más plural y democrática. Son objeto nacional y merecen mayor atención. Por ejemplo, estoy escribiendo un breve artículo sobre cómo los cholos conciben la política nacional y he llegado a la conclusión de que ellos tienen una división binaria de esta.

¿División binaria?

Claro, eso se debe al habitus preincaico, incaico y postincaico. Los cholos dividen a la política nacional en “Néstor y Florcita”. Néstor es el padre abnegado, pobre diablo, cachudo y dedicado a la chicha, o sea es el marianismo en el cuerpo de un hombre; mientras que Florcita es la sacavueltera, la conchuda, la escandalosa del barrio y la impresentable. Esta división aplica para la política peruana. Néstor es el emprendedor cholo que desea mejoras para su barrio, familia, unidad doméstica, tribu, clan, pueblo indígena, comunidad nativa y comunidad campesina. Sufre bastante… las reglas están condicionadas para evitar que él sea presentado en un primer momento como un actor legítimo. Es vapuleado, maltratado, vilipendiado, acusado de crímenes, etc. Mientras Florcita es aquella promotora de la desgracia de Néstor. Ella va a llevar las cámaras, los periodistas (no estoy seguro que el periodismo sea una profesión, pero eso ya es otro tema); es decir, tiene capacidad logística para restar, anular el discurso de Néstor. Es gritona, pecheadora y se pelea con todos. Se tira a medio barrio y no pasa nada. Se ufana de sus mentiras y sale en TV casi todos los días hablando incoherencias, algo así como Alan García. En conclusión: Alan García es la Florcita de la política nacional peruana y Néstor es el resto de actores políticos marginales/cholos.

pict (1)¿La sociedad peruana se encuentra dividida, entonces?

Oui. La sociedad peruana está fracturada; toda sociedad que he investigado presenta fracturas, esguinces, contracturas, calambres, dislocaciones, luxaciones y moretones. Toda sociedad es una luxación y los científicos sociales somos los encargados de radiografiar ese proceso de dolor.

Usted mencionó en una oportunidad sobre los “Seminarios de la pobreza”, ¿nos podría explicar un poco más sobre eso?

En realidad se titulaban “Seminarios de la miseria: cómo estudiar los procesos cholos”. Básicamente me concentraba en identificar temáticas para enseñar metodologías de investigación. Yo tenía a mi cargo casi todo, fue un año terrible. Su definición es investigar sobre los procesos de producción de la miseria a través de las prácticas y discursos cotidianos en zonas perirubanas de migrantes, hijos de migrantes y nietos de migrantes. Básicamente era exponer sus vidas en las instalaciones del IECHPE (Instituto de Estudios Cholos del Perú), recibir financiamiento para seguir exponiéndolas, tomar vino y comer lomo fino. Eso era todo; pero me cansé François y, perdóname que te lo diga siendo tú director del IECHPE, decidí vivir solo en esta casa de La Molina reflexionando sobre lo que he hecho durante todos estos años. No he aportado nada en solucionar la vida de los cholos, salvo algunos artículos, libros, ponencias, premios, reconocimientos, viajes… los cholos no saben lo que he hecho. Ellos siguen su vida y les vale verga el IECHPE y los artículos que se escriben sobre ellos.

Pero… maestro, nosotros trabajamos por ellos, trabajamos para que sean visibles.

Para Émile, esta mierda tampoco ayuda a visibilizar a los cholos.
Para Émile, esta mierda tampoco ayuda a visibilizar a los cholos.

Bah, ya estoy viejo para esas cosas. Es como que me digas que el acoso callejero es el principal problema del país y que deberían destinarse millones de soles en políticas públicas para erradicarlo. ¡No seas cojudo, François! Puedes redactar ingentes cantidades de líneas de base, diagnósticos, documentos de trabajo; puedes ir a dar conferencias, ponencias, marchar en El Olivar, ser entrevistado por tus amigos de Comunicaciones en la PUCP, dar talleres a cuatro señoras… ¿y crees que con eso el acoso callejero va a ser erradicado? “La marcha de las putas” me parece una putada como “la marcha de los cholos” que organizaste el año pasado en Larcomar. Disfrazarse de cholo e indignarte por el trato que les dan en Gótica no te transforma en un sociólogo comprometido, no te convierte en nada. Nadie trabaja los temas clásicos en antropología… los han olvidado para dedicarse a Estudios Culturales… mis padres analizaron el sistema de parentesco piurano, ahora no sé qué es esto y qué hago acá.

Estoy en desacuerdo contigo, pero tengo que hacerte una última pregunta. Actualmente, ¿el periodismo es una profesión?, ¿puede ser catalogada como tal?

Actualmente ser periodista es un trabajo sintético, es una oda a la síntesis. El periodismo es escribir 140 caracteres y autoproclamarse líder de opinión. O leer un teleprompter y designarse como el iluminado, el mesías de los cholos. Es la pregunta fácil. Es la pregunta no-incómoda: no te obliga a reflexionar, más bien es aquella pregunta tan mal formulada que solo te queda decir que “Sí, me gusta el pisco sour y la comida peruana es una delicia”. He leído que están ofreciendo especializarse en memes periodísticos. No me sorprende. El periodismo es una profesión de la síntesis, ¿para qué vas a pensar? Solo vas a informarte de los prejuicios y poco seso de un hombre/mujer atascado en una oficina. Me da risa que un ser antropomorfo vestido con un saco alquilado de la tienda ADAM’S, cuyo mayor mérito es haber aprobado redacción básica en su cursillo de periodismo, entreviste a un ministro de estado. He visto esos escenarios y me reído estentóreamente.

¿Hay futuro en la izquierda?

Mientras exista el Directorio, Ciro y el Queirolo.

La esperanza de la izquierda es del PPC.
La esperanza de la izquierda es del PPC.

¿Hay futuro en la derecha?

Tiene mucho futuro. El Perú es un país ultraconservador, ultracatólico, ultrahomofóbico y ultrafacho. La debilidad de los militantes de izquierda es creer que todos los cholos del Perú han estudiado Realidad Social Peruana en Estudios Generales Letras en la PUCP. Mientras que la derecha se nutre de los prejuicios y la violencia de la cotidianidad periurbana… eso me entristece mucho.

Émile Sanch D’Poyo se ve cansado. Los días en los cuales dormía en la sierra de Piura buscando las estructuras elementales del sistema burrero de parentesco han acabado. Ahora se dedica a escribir en su escritorio sobre la vida apacible que llevó hasta la muerte de Phan Khon Po Cho. Seguiré estudiando a los cholos desde la “Teoría Crítica Chola” de Émile. Apago la grabadora.

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