(Agencias Chizito amarillito) Un sacerdote franciscano, quien decidió hacer pública su homosexualidad (la que escondió de los feligreses pero compartió pasivamente con el resto de curas de la diócesis), enterado de que su expulsión de la Iglesia Católica, apostólica y romana es inminente, ha decidido inventar que violó a más de 30 monaguillos, con la esperanza de que gracias a eso El Vaticano decida no expulsarlo, además de que lo esconda y lo blinde, como ha hecho con cientos de sacerdotes pedófilos más en todo el mundo.
El franciscano, quien empezó a explorar su homosexualidad cuando era seminarista, refirió a nuestro medio que lleva poco más de dos décadas de vida entregada a la vida paroquial, no obstante siempre tuvo que esconder su orientación sexual. “Yo hice votos de castidad, pero nunca de virginidad, por lo que siento que jamás traicioné a Jesucristo, pero eso no era suficiente para mi Arquidiócesis, que tras enterarse ya había remitido documentos al Arzobisado y a El Vaticano pidiendo mi expulsión“, sostuvo el afectado.
No obstante, cuando autoridades de Roma estaban a punto de firmar su depuración, una nueva noticia llegó desde Perú: el curita homosexual también era pedófilo, por confesión propia, lo que detuvo y contrarió a los sacerdotes italianos. ¿Cómo expulsarlo si ha cometido el pecado mortal de la homosexualidad, pero ha bendecido con su velita misionera la vida de 30 petisos? Tras un breve debate, se decidió que, además de no expulsarlo, lo defenderían, santificarían y promoverían. “No importa que le guste la guasa, no todos los días un colega le toca el pipilí a treinta critters”, habría dicho un alto mando de la curia romana mientras se persignaba.
Por eso la iglesía ha decidido mantenerlo en la institución aunque con un castigo ejemplar: NO podrá ver a su pareja (ya que la homosexualidad es un pecado) por que lo que lo trasladarán a otra parroquia con muchos monaguillos (porque tampoco hay que hacer leña del árbol caído).
